La suma de entusiasmos transformará el estudio de las matemáticas

El doctor Gelasio Salazar Anaya fue conferencista magistral de la Cátedra Tomás Brody, que el CULagos organiza desde 2004. Éste acto se llevó a cabo el pasado 6 de abril en el Auditorio del Edificio de Investigación y Tutorías. Previo a su presentación, concedió una entrevista para el equipo de comunicación social del centro. En ella, el doctor Gelasio Salazar (profesor investigador del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y presidente de la Sociedad Matemática Mexicana 2016-2018) conversó sobre los desafíos que representa el estudio de las matemáticas en México, tanto a nivel básico como a nivel profesional y también científico. Desde su punto de vista, éste es un asunto complejo ya que, culturalmente hablando, existe una inercia muy fuerte hacia la concepción de las matemáticas como una disciplina difícil de comprender.
 
Aunado a que el país cuenta con poca gente formada profesionalmente en el área de las matemáticas, y que quienes se encaminan en ello no tienen muchas oportunidades de desarrollo, el problema toma dimensiones que inciden en todos los niveles: hay poco interés en ejercer su estudio. Además, las acciones encaminadas a la divulgación y el disfrute de las matemáticas son pocas. Por lo que los estudiantes de nivel básico medio y el público, en general, carecen de incentivos para acercarse a las matemáticas.
 
Ante este panorama intrincado, algunas de las posibles soluciones consistirían en reformar los modelos educativos que, más allá de empresas ambiciosas, contemplen la formación integral de los profesores y padres de familia, lo que significa todo un reto. Existe algunos esfuerzos importantes en comunidades del interior del país, por ejemplo en Oaxaca, en Durango, en Papaloapan o en Guanajuato existen grupos de gente entusiasta que trabajan para animar a la comunidad con proyectos como Matemáticas en la calle: en una plaza pública niños y adultos se reúnen, por ejemplo, a resolver acertijos y problemas divertidos de manera creativa. Otro esfuerzo interesante es la Olimpiada Mexicana de Matemáticas: un concurso dirigido sobre todo a estudiantes de preparatoria que tiene un impacto muy grande, porque permea más allá de ganar una medalla: logra contagiar el entusiasmo por participar en ella. A partir de un ejercicio lúdico es posible sentar las bases para llegar al desarrollo de técnicas más complejas, por lo que es posible visualizar que si estos esfuerzos continúan llevándose a cabo y replicándose en más comunidades, en algún momento esta cultura de rechazo hacia las matemáticas se transforme en un gusto por ellas.
 
Por: Marina Ortiz