La guerra contra el narco cambió al periodismo en México

La Guerra contra el narcotráfico está ocasionando que los periodistas caigan en la autocensura para no comprometerse e ir salvaguardando el pellejo, afirmó el escritor y periodista Alejandro Almazán.
 
El miedo que tienen muchos periodistas de contar lo que pasa afecta a los ciudadanos. “Estos no tienen la información correcta. No les estamos diciendo realmente por donde están las historias”.
 
John Gibler y Alejandro Almazán impartieron la conferencia Como el crimen organizado transformó al país, dentro del Encuentro Nacional de Periodistas La violencia deconstruyendo México, que tiene como sede la Casa Serrano, en Lagos de Moreno en el marco de la Universidad Internacional de Verano. Organizan Medios UDG, la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y el Centro Universitario de Los Lagos (CULAGOS).
 
Antes de la guerra –explicó Almazán-- muchos periodistas podían escribir sobre el narcotráfico con más libertad. Los nombres de los involucrados los publicaban. Ahora de la información que se logra obtener, hay quienes publican el 20 ó el 30 por ciento y el resto la hacen a un lado, ya sea porque es peligrosa o no se puede comprobar. “No hay un teléfono donde le llames a un narco para preguntarle si determinada información es cierta o no”.
 
Ya no se tiene el mismo campo de maniobra para tratar tal o cual tema. Hay veces que las historias son muy buenas, pero al analizar las consecuencias que pueden tener, muchos periodistas se repliegan. Entonces buscan otro tipo de historias. “Yo trato de buscar más historias como narcosociales o narcoculturales, que tengan que ver con el cómo la sociedad ha sido envuelta por la cultura del narco.
 
Aclaró que hay reporteros que se ponen en riesgo y firman con su nombre lo que escriben. “Yo no, aunque me encantaría hacer lo que ellos hacen. No puedo por miedo. Prefiero abstenerme, hacer trabajos como los que te mencioné y de pronto hacer novelas. Toda esa información que muchas veces no se puede publicar, cabe en éstas, ya que finalmente son ficción y sirven para crear otra perspectiva desde otro nicho de lectores”.
 
Manifestó que la literatura es buena trinchera para contar lo que está pasando sin que se corra mayor riesgo. “Finalmente es literatura y se hace un pacto con el lector de que lo contado es meramente ficción, aunque a veces le creen más a uno en los textos de ficción que en los periodísticos”.
 
Señaló que ahora los periodistas no sólo se cuidan de los narcos, también del gobierno. El caso de Regina, corresponsal de la revista Proceso en Veracruz es ilustrativo. “Las declaraciones y testimonios parecen indicar que también participaron policías municipales”.
 
El gran reto para el periodista mexicano es contar lo que sucede en este país sin que salga baleado o termine en un puente colgado con los testículos en la boca. “No podemos confiar en el gobierno, tampoco en el crimen organizado, entonces en los que confiamos somos en nosotros mismos”.
 
Dentro del encuentro fueron presentados los libros México rebelde, de John Gibler y El más buscado, de Alejandro Almazán. El primero está formado por una serie de crónicas y ensayos sobre la violencia del Estado, la rebelión y las organizaciones sociales en México; el segundo, es una novela inspirada en El Chapo Guzmán.
 
El Encuentro nacional de periodistas continuará el viernes con la conferencia La violencia que nos arrebató las calles, impartida por Sandra Rodríguez y Javier Valdez y las presentaciones de libros Fábrica del crimen, de Sandra Rodríguez y Los morros del narco, de Javier Valdez.
 
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Román Palomar